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Un millón de franceses claman contra la reforma de las pensiones de Macron

  • Los trabajadores del ámbito privado se aúnan a las quejas contra el incremento de la edad mínima de jubilación de sesenta y dos a sesenta y cuatro años

  • Los sindicatos sostienen la presión sobre el Gobierno francés con su primera movilización en un fin de semana y conminan con parar Francia el siete de marzo

Los sindicatos franceses sostienen la presión sobre el Gobierno de Emmanuel Macron en el intenso pulso por la reforma de las pensiones. Las tumultarias quejas habían dado los primeros síntomas de fatiga el martes, cuando se registró el primer retroceso en el número de participantes de la manifestación. Apenas 4 días después, el frente sindical consiguió este sábado movilizar nuevamente en mayor número, con una jornada de movilizaciones superior a la precedente. La histórica resistencia del pueblo galo frente a los recortes de su sistema de jubilación —uno de los más avanzados de Europa— se impuso al cansancio de la sucesión de manifestaciones.

Entre más de dos,5 millones de personas, conforme los sindicatos, y novecientos sesenta y 3 mil, conforme la policía, protestaron en el conjunto del territorio francés contra el incremento de la edad mínima de jubilación de sesenta y dos a sesenta y cuatro años (con cuarenta y dos o cuarenta y tres años cotizados para percibir una pensión completa). Ha representado la cuarta jornada de quejas masivas —se trata del movimiento social más abundante en Francia desde 2010— en menos de un mes. Esta vez contó con la novedad de una mayor presencia de trabajadores del campo privado. Era la primera vez en que el frente unitario sindical convocaba las manifestaciones en el fin de semana y esto se hizo apreciar con un entorno más familiar, aparte de una mayor pluralidad de perfiles de participantes de la manifestación.

“Esta vez sí pudimos venir”

“Cuando uno trabaja en una compañía privada, resulta más difícil hacer huelga, ya que está mal visto por los jefes. Esta vez sí que pudimos venir a las manifestaciones”, asegura a EL PERIÓDICO Alicia, de veintiocho años. Esta empleada de un conjunto informático, que participó por vez primera a una manifestación de este género, asistió a la marcha en la ciudad de París con una pancarta en que afirmaba “la jubilación ya antes de la artritis”. Entre quinientos personas, conforme los sindicatos, y noventa y siete, conforme las fuerzas de seguridad, desfilaron en la capital desde la plaza de la República hasta la de la Nación, pasando por la Bastilla.

“Varias personas de mi familia ejercitan oficios bastante difíciles. Mi madre trabajaba en una compañía de limpieza y debieron darle la invalidez física por los inconvenientes físicos que padecía. Me semeja injusto que aumenten la edad de jubilación”, explica Leyla, de treinta y dos años, una ingeniero entrevistada cerca de donde había el camión de Attac. Vestidas como “Rosie the riveter” (Rosie, la remachadora), las componentes de esta organización altermundialista protagonizaron uno de los tramos más animados de la manifestación parisina, con bailes y música a toda pastilla.

Como ya había sucedido en las 3 huelgas generales de las últimas semanas, prevaleció un entorno festivo y pacífico, aún más teniendo presente los estándares del escandaloso país vecino. Pese a ello, hubo ciertos incidentes en la ciudad de París, Nantes o Rennes. En la capital, un conjunto de black-blocs (agitadores de extrema izquierda) incendió un vehículo y rompió ciertas vitrinas. Las fuerzas de seguridad notificaron de 4 detenidos por este accidente. En el aeropuerto parisino de Orly, una huelga sorpresa de los controladores aéreos asimismo provocó la cancelación de la mitad de los vuelos.

¿Va a haber huelgas ilimitadas en el tercer mes del año?

“Me agradaría que Macron cediese sin que hubiese violencia, mas temo que es completamente indiferente frente a las manifestaciones pacíficas”, asevera Françoise Beaulier, de cincuenta y siete años, una maestra de secundaria que llevaba una pancarta casera en que advertía al presidente: “¿Deseas la extrema derecha al poder en dos mil veintisiete (año en que se festejarán las próximas presidenciales)? Estás a puntito de conseguirlo”. El pasado lunes comenzó a debatirse en la Reunión Nacional la impopular reforma, rechazada por un sesenta y cinco por ciento de los franceses, conforme los últimos sondeos.

Unos debates crispados, sobre todo entre los representantes macronistas y los de la izquierda insumisa (similares a Podemos), han marcado esta primera semana del texto en la cámara baja. La oficina de la Reunión excluyó el viernes un par de semanas —la sanción más severa, conforme el reglamento parlamentario— al miembro del Congreso de los Diputados de la izquierda Thomas Portes por haberse retratado con un balón de futbol en el que había una foto del ministro de Trabajo, Olivier Dussopt, uno de los líderes más criticados por los participantes de la manifestación, aparte de Macron y la primera ministra, Élisabeth Borne.

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Como la reforma no ha sido elaborada como un proyecto de ley tradicional, sino más bien en el presupuesto rectificativo de la Seguridad Social, su paso por la Reunión Nacional va a ser breve. Hasta el diecisiete de febrero. Entonces se discutirá en el Senado. El tiempo apremia para los sindicatos. “Estamos prestos a inmovilizar Francia en todos y cada uno de los ámbitos desde el siete de marzo”, aseguró este sábado Frédéric Souillot, secretario general de Force Ouvrière, leyendo un comunicado conjunto con el resto de las organizaciones de trabajadores. La intersindical de los conductores de metros y trenes de proximidad en la ciudad de París ya ha anunciado una huelga ilimitada desde esa data.

“Los líderes sindicales se dan cuenta de que esta estrategia de grandes manifestaciones no aporta resultados. Comienzan a meditar en de qué forma impulsar una activa de huelgas ilimitadas”, explica el historiador Stéphane Sirot, especialista de los movimientos sociales. Tras unas primeras semanas marcadas por grandes movilizaciones festivas, el pulso entre los sindicatos y Macron semeja dirigirse cara una nueva fase más dura.

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