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Sánchez procurará salvar a ERC como asociado tras el portazo por el ‘Catalangate’

Pedro Sánchez, un mandatario político correoso que ha hecho de la resiliencia su marca personal, salvó nuevamente otro instante culminante de la legislatura. Y no estaba cantado. Ni muchísimo menos. Consiguió convalidar este jueves el real decreto ley de medidas de contestación a las consecuencias de la guerra en Ucrania, merced al definitivo apoyo de EH Bildu y con el rechazo del PP y de una ERC muy dolida con el Gobierno por el ‘Catalangate’. Aprobación, eso sí, por la mínima, por 4 flacos votos, mas suficientes. Por ciento setenta y seis síes y ciento setenta y dos noes y una sola abstención. Esta vez, y en contraste a lo que ocurrió con la reforma laboral, sin incidentes y sin fallos de ningún miembro del Congreso de los Diputados. Un resultado limpio, mayoría absoluta. Mas esos números fríos firmaban una negociación llevada al máximo en los últimos días, una combinación que solo terminó de cuadrar pocos minutos antes que arrancara el pleno en el Congreso y que visualizaba un segundo e esencial portazo de los republicanos en otra votación nuclear. Un distanciamiento que medra y que lanza muchas dudas de cara al futuro.

De los labios de ministros y altos cargos del Partido Socialista salía, prácticamente como conjura, una convicción: «Reconduciremos«. Era la seguridad de que a pesar de todos y cada uno de los tropiezos, a pesar de que la fractura se ensancha, va a ser posible reconstruir la relación con ERC, muy desgastada ahora por el supuesto espionaje al independentismo a través del ‘software’ israelí Pegasus. La capacitación de Oriol Junqueras prosigue siendo, a ojos de los socialistas, un asociado frecuente de legislatura. Mas no el único y no aquel por el que pasan necesariamente todas y cada una de las votaciones. No apoyó a Sánchez en la reforma laboral, en el mes de febrero, y tampoco este veintiocho de abril, en el bulto anticrisis. Ahora, los socialistas aguardan que la crisis se desinflame una vez que se sustancie la comparecencia de la directiva del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), de manera previsible la próxima semana, en la recién constituida comisión de secretos oficiales del Congreso.

El Ejecutivo padece para salvar el decreto anticrisis, mas lo logra ‘in extremis’, por la mínima y merced al sí de Bildu. El no, y tras muchos rodeos, se queda en el no

Desde entonces, el Ejecutivo pudo respirar este jueves tras mascar una tensión creciente a lo largo de múltiples jornadas. Corría el serio peligro de que su plan de choque cayese derrotado. Al final, armó una mayoría opción alternativa. ciento setenta y seis votos nutridos de Partido Socialista, Unidas Podemos, PNV, Bildu, PDECat, Más País, Compromís, BNG, Nueva Canarias, PRC y Teruel Existe. En el bloque del no, Vox, ERC, Ciudadanos, Junts, CUP, los dos exdiputados de UPN, Foro de discusión Asturias, el ex de Cs Pablo Cambronero y, por último, y tras mucho rodeo, el PP. La única abstención procedió de la parlamentaria de Alianza Canaria. El texto se gestionará ahora como proyecto de ley —gesto del Gobierno para amarrar los votos—, lo que dejará introducir cambios. Ha ganado la «política sana», la que «conecta con las demandas y necesidades de los ciudadanos», en frente de la «política malsana«, la que «da la espalda a la calle», se felicitó Sánchez frente a los cronistas al terminar el pleno.

El presidente no distinguió entre aquellos que habían caído en la «politiquería«, entre aquéllos que apostaban por el «cuanto peor, mejor». No cargó contra ERC (tampoco se cebó con el PP de Alberto Núñez Feijóo), mas tampoco desplegó ademanes de cara al futuro. Tampoco lo hizo en tribuna la miembro del Congreso de los Diputados republicana Montse Bassa. «Conocen intimidades de nuestras familias, amigos y allegados», lamentó, para regresar a solicitar la caída de Margarita Robles, demandada la víspera por el ‘president’, Pere Aragonès, por las palabras de la ministra de Defensa en la sesión de control con las que venía a justificar la vigilancia a los líderes independentistas en dos mil diecinueve.

El «gran problema» de los republicanos

El no de ERC, en verdad, se cuajó el miércoles de noche tras una asamblea «larguísima» en la que, conforme fuentes presentes, se patentizó un «gran problema», puesto que el nuevo portazo a Sánchez suponía rehusar un decreto con medidas ventajosas para los ciudadanos, como la bonificación de veinte céntimos el litro de comburente. Mas terminó dominando el criterio de que la justificación de Robles y la férrea defensa que hacía la Moncloa de la ministra era una «ofensa a los sacrificios» que había hecho el partido.

No está en cuestión la continuidad de Robles como ministra de Defensa. El presidente “por supuesto” sostiene su confianza en ella

Las palabras de la ministra rebelaron a ERC, mas asimismo agitaron a Unidas Podemos. Por el tono, sembraron del mismo modo un cierto malestar en el Partido Socialista, por haber roto la estrategia de calculado apaciguamiento que habían seguido Sánchez y su hombre fuerte en el Gabinete, Félix Bolaños. Mas su cargo no estaba en lona de juicio. En la Moncloa y en el partido la acorazaron, advertían de que el presidente no se plantea su cese pues no ha hecho «nada irregular» y pues el CNI, en sus manos, ha actuado «conformemente con la ley». O sea, con amparo judicial. Ceder esa cabeza, observaban, sería tanto como reconocer una ilegalidad, y justo el Gobierno repite que tiene la «conciencia sosegada».

Sánchez respondía este jueves a la prensa con un «como es natural» cuando le preguntaron si sostenía la confianza en su ministra, la mejor valorada de su Gabinete y con capacidad para lograr el electorado más moderado. En el ambiente de Robles, se felicitan de la contestación «de la calle«, del apoyo que le prestan los ciudadanos, y destacan que el presidente, con el que tiene una interlocución fluida y directa, ya conoce su tono, que es el de «siempre y en todo momento». «Ella aporta, para bien o para mal, coraje, osadía y principios«, ilustran fuentes muy próximas.

Y ahora, ¿qué? La contestación no está clara. En lo inmediato, no se prevén más ademanes cara ERC de los ya anunciados para aclarar el ‘Catalangate’. «Pasito a pasito», señalaba una señalada ministra. El próximo es la comisión de secretos oficiales, desbloqueada este jueves con la votación, por mayoría absoluta (ya no por 3 quintos), de sus diez miembros. 4 de ellos, de ERC, Bildu, Junts y la CUP, no apoyados por las derechas. El órgano se reunirá seguramente la semana próxima y allá comparecerá la directiva del CNI, Paz Esteban. La confianza es que esa sesión servirá para explicar lo ocurrido, sin reservas (es el único foro de discusión donde se puede descubrir información clasificada), y serenar al independentismo. Mas ERC ya ha advertido de que no le vale, que desea una comisión de investigación y renuncias.

Cada vez, más costoso

Desde ahí, aseguran en el Gobierno y en el Conjunto Socialista, se proseguirá «dialogando con todos, como siempre y en todo momento se ha hecho», y trabajando «votación a votación», asimismo con ERC. «En lo más mínimo» se quiere perder a los republicanos como asociados, apunta un relevante ministro, se procurará reconstruir la confianza. Ahora bien, como señala un cargo de la Moncloa, asimismo la votación del decreto anticrisis ha hecho ver a ERC que «no es indispensable»: «Ha conminado y ha perdido«, por el hecho de que la convalidación se consiguió enhebrando otra mayoría, «así que con Bildu y Ciudadanos, conforme los casos, se pueden sacar votaciones».

De momento, no ha cundido la sensación de que la legislatura está rota, si bien todo va a depender de lo que va a ocurrir en las próximas semanas, de si se reconstruye la confianza con ERC

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De momento, no ha cundido la percepción de que la legislatura está rota, acabada, si bien ciertos parlamentarios socialistas señalaban en el pleno que, en función de lo que ocurra en las últimas semanas, podría tomar cuerpo la sensación de que va a ser realmente difícil acabar el orden cuando Sánchez preveía, en el último mes del año de dos mil veintitres. «Suceda lo que suceda, lo que está claro es que nos va a costar más cada proyecto en el Congreso«, comprueban en la bóveda parlamentaria.

La visión de ERC es sombría. De cara al futuro, fuentes republicanas advierten de que el Gobierno deja «poco margen para maniobrar», mas a renglón seguido solicitan «no adelantar sucesos» sobre el futuro apoyo parlamentario al Partido Socialista Obrero Español. Ya antes de las palabras de Robles, la estrategia de Aragonès pasaba por continuar negociando con el Ejecutivo votación a votación, mas apartándose de la etiqueta de asociado preferente. «Nos han excluido y nos toman por el pito del sereno«, zanjan las citadas fuentes. Lo que semeja evidente es que este jueves Gobierno y ERC se dejaron jirones y que ahora falta calcular de nuevo la plan de actuación. No va a ser simple y el resultado, a día de hoy, es muy dudoso.

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