Es más. ¡Puede ganar mucho dinero sin invertir dinero! Esta aseveración no es publicidad económica. Es una de las verdades más grandes que existe en el cosmos. El dinero no califica en modo alguno a un inversor, sus actos son los que lo hacen. Invertir es un verbo, no un estado.
Si bien es una aseveración trillada, merece la pena recordarla: la suerte financiera es un resultado, no una meta. La plata se cosecha como efecto de hacer algo. No existe nada semejante al acto de “hacer dinero”.
La carencia de comprensión de esta lógica elemental, genera millones de personas frustradas y desengañadas. Seres que se vuelven acreedores de la vida y sus potencialidades.
Proponerse el dinero como objetivo no solo es natural y lícito, asimismo es una medida inteligente. Por último es un recurso de enorme relevancia para desenvolverse de forma eficaz y comodidad en este planeta.
Inversor no es quién tiene dinero, más bien quién no lo tiene mas quiere conseguirlo.
¿Semeja contra-intuitivo? ¡Puesto que no lo es, en lo más mínimo! Las inversiones siempre y en toda circunstancia se hacen en el proceso, no en el resultado. Nada invierte el atleta cuando ha ganado la competencia, realmente empeña todo esmero y recurso para vencer la justa.
La semilla precede al árbol, si bien entonces este mismo genere más semillas.
La lógica de invertir tiene raíz en un acto que ha tolerado todo el desarrollo de la humanidad: el sacrificio.
La definición básica de este es: “esmero, pena, acción o bien trabajo que alguien se impone a sí mismo para lograr o bien merecer algo o bien para favorecer a alguien”. El “merecimiento” es siempre y en toda circunstancia una consecuencia del trabajo.
Si se quiere ser el mejor pupilo o bien profesional del conjunto, se debe marginar lo que no conduzca a dicho fin. Dedicar tiempo en el estudio implica sacrificar tiempo de ocio o bien diversión. Destinar sacrificios para transformarse en el profesional señalado, representa sacrificar recursos que pudiesen destinarse a los amigos o bien la familia.
¡No hay mucho misterio en esto!
El “sacrificio” es el motor de todas y cada una de las actividades humanas. Y si no se comprende su lógica y poder, pocas cosas de valor pueden hacerse. En este sentido la vida es un proceso de “suma cero”, lo que se suma en algo se resta de otra cosa.
Los conceptos de inversión y sacrificio son hermanos gemelos. Si se invierte energía en algo, se la sacrifica para otro destino.
¿Cuáles son, en este sentido, los recursos de un inversor?
Puesto que, ¡todos y cada uno de los que tenga a su predisposición! Siempre y en todo momento hay algo que puede “sacrificarse” para conseguir otra cosa.
En verdad, lo primero y más esencial que puede invertirse es la propia vida. Ella está a predisposición de todos, y es probablemente el activo más valioso que hay. Cuando se invierte la vida con un objetivo concreto, y se sacrifica en el empeño lo que corresponde, se encuentra lo que se busca.
Ahora bien, ¿Cuántos pueden decir que están invirtiendo apropiadamente su vida? Probablemente tengan claro lo que desean, mas abordan el sacrificio con la lógica del menor esmero y minimizan las “incomodidades”.
Es bien simple. Si desea hacer algo concreto de su vida, hay otras muchas cosas que va a deber desechar. Nada sin costo hay en la existencia. Todo responde al hecho de honrar los costos y “sacrificarse”.
Quienes tienen afecto por el propósito de conseguir dinero, pueden invertir muchos aspectos de su vida en ello. Y si lo hacen bien y pagan los costos pertinentes, lo conseguirán. Por otro lado, si el dinero no es el principal objetivo, entonces deberán sacrificar algo de este para conseguir lo que desean.
El buen inversor tiene primero claro lo que está presto a sacrificar para lograr sus metas. El dinero no es ningún género de medio para eso.
Tiempo y energía.
Dedicar tiempo es una senda corta y eficaz para hacer dinero.
El tiempo es un activo valiosísimo. Y si se lo sacrifica en el empeño, siempre y en todo momento honra los propósitos. Ahora bien, el inversor inteligente no sacrifica su tiempo por poco dinero, ¡carece de sentido! Nada bueno hace quién hipoteca su vida (que exactamente es tiempo), por unas monedas.
Muchos sistemas de trabajo llevan exactamente a ese punto: grandes sacrificios de tiempo por poco dinero. La lógica del empleo usual es una muestra de ello. Inversiones cada día de ocho horas o bien más a cambio de un estipendio mensual. Este es un sinsentido prácticamente existencial.
Elevado número de personas lo hacen sin apenas percatarse. Y cuando se les hace arreglar en ello exponen un conjunto inacabable de “buenos argumentos”. Entre otros muchos, la “imposibilidad” de hacer algo diferente, el peligro o bien la carencia de ocasiones, las desigualdades del sistema, etcétera Mas la verdad es más simple: poco valoran la necesidad de sacrificar cierta comodidad, estabilidad y seguridad de corto plazo para darle mayor valor a su inversión.
Quién invierte su tiempo por dinero ha de ser sanamente ambicioso en el emprendimiento. Esto representa “sacrificar” las pequeñas cantidades de dinero que da el corto plazo, por mayores rendimientos en el futuro. Hay que sacrificar monedas, para lograr billetes. ¡No es sencillo!, en especial si se ha construido un sustento de vida que se basa en las monedas.
No hay juicios morales en esto. Cada quién define lo que desea. El inversor que dispone su tiempo por dinero, puede conseguir aproximadamente de este, todo depende del sacrificio que interponga.
Por otro lado, hay que tomar cuidado de lo que representa la dispensación de energía. Por el hecho de que si por un lado el tiempo no se recobra, la energía se agota. Realmente, es la energía la que determina la calidad del tiempo que se utiliza.
El inversor que invierte tiempo para conseguir dinero, debe enfocar su energía en el proceso de forma inteligente. Siempre y en todo momento puede sobrar tiempo cuando la energía se ha agotado. Por esto es esencial el enfoque. Mientras que se sacrifique energía en periodos cortos de tiempo, tanto mejor, singularmente si la meta es dinero.
Inversores de tiempo por dinero deben cuidar su energía, eludiendo destinarla a otras cosas cuando se hallan en el empeño. Por esto es esencial medir bien la evolución de los resultados y saber admitir las pérdidas cuando sea razonable. ¡Mucho cuidado con la constancia!, pues cuando está mal entendida solo consume valiosa energía.
Inversión de ideas, conocimientos y otros.
El dinero es un bien fungible, las ideas son un activo. Hay más dinero libre en este planeta que buenas ideas o bien conocimientos sobre los que pueda ser aplicado. En este sentido, las ideas y conocimientos son recursos valiosos para conseguir dinero.
Mas acá aplica lo mismo que en el caso anterior: en tanto más dinero se quiera conseguir por ideas o bien conocimientos, tanto más dinero debe sacrificarse a corto plazo.
Es razonable suponer que las ideas tienen relación con las escasas personas creativas y con imaginación en este planeta, mas no todas y cada una comprenden la mecánica de inversión que se viene tratando. Por otro lado, el conocimiento está al acceso de todos, sea como fuera el campo que abarque.
No es que estos recursos sean inexistentes, se trata, como en los casos precedentes, de la predisposición para desarrollarlos (sacrificando otras cosas), y la inteligencia para invertirlos en el anhelo de lograr dinero.
Inversores fundamentados en talentos, destrezas, dones, habilidades singulares, etcétera
Cada humano es único, inigualable y distinguido. No hay uno que no destaque en algo en relación con el resto. Y esto es, evidentemente, móvil ideal para invertir en pos de dinero.
El interrogante es, ¿Cuántos orientan su vida basados en estos aspectos?
La verdad es que condicionamientos atávicos de educación familiar y social desarrollan una “mentalidad de manada” de la que pocos escapan. Y por esto hay tantos individuos que se consideran con sinceridad inútiles de levantar la cabeza y sobresalir sobre el resto.
La mayor parte está habituada (esa es la palabra apropiada), a meditar que solo el dinero puede generar más dinero. Y como esto no es una regla, entonces resulta cómodo admitir los sinos del destino.
La comodidad es siempre y en todo momento la antítesis del sacrificio.
Un apunte final.
Nada de esto es nuevo. Desde los comienzos de la humanidad está planteado el carácter de las inversiones y los sacrificios.
Las escrituras más viejas tratan el tema aun como un imperativo. La historia bíblica de Caín y Abel es una muestra. En ella Dios reconoce propiciamente una ofrenda (la de Abel) y desdeña otra (la de Caín). La primera corresponde con el sentido intrínseco del sacrificio y la segunda con la comodidad.
Pues en tanto más valioso sea el sacrificio, tanto mejor el resultado. Hay proporciones cualitativas y asimismo cuantitativas en esto. La historia afirma que Abel sacrificó las mejores piezas de su ganado en tanto su hermano aplicó el menor esmero y costo. Entonces sucede el resto: un hermano mata al otro por envidia y venganza.
De esta manera son las cosas desde siempre y en toda circunstancia. En vez de comprender el valor del sacrificio que ciertos hacen para lograr lo que desean, se enarbola crítica y juicio sobre el triunfante.
Finalmente, obviamente el título asimismo le toca al inversor que dispone de dinero para ganar más dinero. Mas en ello hay más de mecánica que de sentido profundo. El dinero es un recurso que puede reproducirse, mas a este punto por norma general solo llegan los que primero han entendido todo lo precedente.
Invierta bien su vida y va a tener todos las ventajas que la existencia promete. Probablemente esta es la mejor máxima de rentabilidad que hay sobre la tierra y la mayor calificación de un inversor.
DATOS DEL AUTOR.-
Carlos Eduardo Nava Condarco, natural de Bolivia, radica en la urbe de Santa Cruz de la Sierra, es Administrador de Empresas y Empresario. En la actualidad se desempeña como Gerente de su Empresa, Asesor de Estrategia de Negocios y Desarrollo Personal, escritor y Entrenador de Emprendedores.
Autor del libro: “Emprender es una forma de Vida. Desarrollo de la Conciencia Emprendedora”
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