Con solo veinte años, Martina Terré (Barna, dos mil dos) ya se ha ganado un hueco en la refulgente historia de la selección de España de waterpolo. Su actuación en la portería fue definitiva a fin de que España levantara este fin de semana el título de la Liga Mundial y eso le supuso además de esto la elección como mejor meta del campeonato.
El equilibrio marcó la final en frente de Hungría (empate a once al final del tiempo normativo) y el partido debió decidirse en la tanda de penaltis que se extendió hasta el ocho-siete. Terré detuvo 3 lanzamientos y selló el primer triunfo de España en esta competición, si bien la inseguridad se extendió unos segundos, ya que los árbitros consultaron el VAR ya antes de dictaminar que el último disparo húngaro, desviado por la meta de España, no terminó de exceder la línea de gol.
“Fue una final increíble, de mucha demanda física y un enorme desgaste, un partido durísimo por momentos”, acepta Terré, en una charla con El Periódico. “Lo festejamos, mas tampoco tuvimos mucho margen, por el hecho de que volvíamos veloz y todas y cada una debemos volver a la activa de los clubes pues estamos en la mitad de la Liga”, explica la barcelonesa, miembro de la generación que ganó el Mundial júnior hace un año en Israel y que ha acelerado la renovación de la absoluta. En ese conjunto se incluyen Elena Ruiz, Novena Pérez, Cristina Nogué, Paula Camus y María Palacio, que ha sido la última en incorporarse.
La meta del CN Sant Andreu reconoce que es “un honor” en lo personal el título de mejor meta, como ya lo fue del Europeo, mas su actuación personal no la dejó satisfecha totalmente. “Empecé mal, es cierto que al final los penaltis se me dieron bien, mas a lo largo del partido no me reconocía”, acepta en tono crítico y desvela que no acostumbra a ponerse inquieta, mas que terminó muy tensa en la muerte súbita en los penaltis. “En esos instantes, ves que toda la responsabilidad recae en tí. Por fortuna, paré ese último penalti”, acepta y explica que gran parte del mérito recae sobre Laura Ester, la meta del CN Sabadell, con la que comparte la portería de la selección. “Es mi máximo apoyo en cada partido. Sabe mucho, conoce a todas y cada una de las contrincantes, me ayuda a llevar la presión, me da consejos a lo largo del partido…”, descubre.
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«Un año redondo»
El triunfo en la Liga Mundial redondea un año recordable para Terré y asimismo para el equipo de Miki Oca, vencedor de Europa este pasado verano en Split, y extiende el instante dulce de la selección que ya se colgó la plata olímpica en los Juegos de Tokyo en dos mil veintiuno. “Ha sido un año único, mas asimismo durísimo, de mucho trabajo y concentraciones”, explica. Martina se estrenó en la selección en el Mundial de Hungría y ya se ha transformado en una fija en la lista de Oca. “No me he parado a meditar mucho en lo que he logrado, soy más del día a día y entras en la activa de un equipo que llega a los campeonatos con la mentalidad de ganar. Mas es increíble: hace 6 años, iba a verlas jugar, y le solicitaba fotografías a Maica (García) a Laura (Ester) y ahora estoy con ellas”, cuenta.
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Lo sorprendente es que llegó al waterpolo prácticamente por casualidad. Comenzó en la gimnasia, se pasó a la natación y después al waterpolo y al ver el nivel físico y de contacto, terminó por localizarle el gusto a ponerse en la portería.
Fue su padre, bombero de profesión, estudiante de INEF y dueño de un gimnasio, quien la empujó a ella y a sus hermanas a practicar el deporte. La mayor (veintiuno años) juega a baloncesto en el Vedruna Gracia y la pequeña (dieciocho) juega a waterpolo de portera en el CN Catalunya y asimismo apunta alto.
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“Las dos nos asistimos mucho”, cuenta la meta internacional, que compatibiliza su vida en el waterpolo con un grado de Estudios Globales de inglés en la Pompeu Fabra. “Sé que esto no es futbol. Es un deporte minoritario, si bien asimismo gane títulos mundiales y Champions y va a haber un instante en el que el waterpolo se acabará”, afirma Martina, cuya refulgente carrera no ha hecho más que despegar.
