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La fórmula de dos mil quinientos años para el éxito en los negocios

Habría que ser más preciso y aseverar que esta es una fórmula para el éxito en los negocios y la vida. Nada menos. Por el hecho de que por último absolutamente nadie va a tener los resultados que espera en su desarrollo profesional si no ha vencido las asignaturas que demanda una vida equilibrada y feliz.

La fórmula en cuestión le toca a Buda, ese ser alumbrado que nació más o menos seiscientos años a. C.. Él afirmaba lo siguiente:

“El planeta está repleto de sufrimiento. La raíz del sufrimiento es el apego a las cosas. La dicha consiste exactamente en dejar caer el apego a todo lo que nos circunda.”

Es preciso tener ciertas cosas claras en este punto. Primeramente,  es preciso reconocer que la dicha es el éxito terminante. Pues si no fuera de este modo, ¿Qué sentido tendría?

Se puede clasificar el éxito de muchas formas, mas si no conducen a un estado de equilibrio y dicha de poco sirven.

Seguidamente, reconocer que el sufrimiento es el heterónimo de la dicha no debería conducir a mucho discute. Absolutamente nadie va a poder aseverar que se siente triunfante si ciertamente padece. Ese es un contrasentido monumental.

En tercer lugar, aceptar que el apego es raíz del sufrimiento, no demanda gran esmero intelectual. Pues cuando se vincula paz y dicha a estados, cosas o bien personas que se hallan en el exterior, se produce dependencia. No existe control de nada, se pierde libertad y se padece.

Y finalmente, cuando se anula el apego a externalidades, surge la fortaleza interior y el éxito es un estado de vida. Ya no se trata de alcanzarlo, más bien de administrarlo.

El deSeo inconsciente conduce al apego. John D. Rockefeller, el hombre más rico de la historia moderna decía: “Si lo único que quieres en la vida es ser millonario, jamás lo conseguirás”. Pues por último, el apego al dinero solo lo espanta. ¿Y cuál es el motivo? Sencillo: el apego genera temor. Uno básico y fundamental: el miedo de no lograr lo que se quiere o bien perder aquello que se ha logrado.

Si existe temor, no hay éxito en los negocios (y tampoco en la vida). El apego y el temor son hermanos siameses.

En consecuencia, el desapego es la fórmula para triunfar. Una que tiene más de dos mil quinientos años de antigüedad. Una tan evidente como elusiva.

Imagínense a un hombre de negocios sin temor a las circunstancias y eventualidades. Con perfección equilibrado y alineado con el proceso y no con el carácter concreto de los resultados. Si las cosas salen bien, puesto que bien, y si salen mal, puesto que bien asimismo. No hay drama. Este es un ser que alcanza sus objetivos por pura fuerza gravitacional.

Ahora bien, ¿De qué forma se alcanza el desapego a personas, cosas o bien eventualidades? Es un tema de comprensión y también interpretación. Solamente (y tampoco nada menos, pues es una verdad universal que elude prácticamente a todos y cada uno de los humanos).

¿Qué se debe comprender?

Primero, que la frustración, el desasosiego, la saña, el dolor, los resquemores, la culpa, etcétera, son sentimientos que alcanzan a cualquiera. Son parte de la naturaleza humana y no han de ser ignorados ni resistidos. Bien lo afirmaba Carl Jung: “lo que resistes, persiste”.

Para lograr el éxito en los negocios y la vida, hay que tomar CONTACTO con esos sentimientos negativos cuando surjan. Hay que reconocerlos y tener paciencia. Ahora están allá mas entonces van a pasar. No resulta necesario hacer carne de ellos. Todo pasa por último en esta vida.

Seguidamente, debe comprenderse que esos sentimientos están en uno y en parte alguna más. Carece de sentido echar culpas o bien maldecir a absolutamente nadie ni a nada. La realidad es la que es, y siempre y en todo momento está bien. El sentimiento negativo sobre las cosas es un tema enteramente personal. Si uno choca la rodilla con una mesa, el dolor está en la rodilla, no en la mesa. Esta es la que es y está donde está, solamente. El planeta no conspira de ninguna manera contra uno.

En tercer lugar, NUNCA y de ninguna manera hay que identificarse con los sentimientos negativos. Es diferente reconocer que la frustración o bien la ansiedad están allá, que comprender que uno está frustrado o bien deseoso. Este es el mantra: “yo no soy lo que me pasa”. Desde que uno se identifica con el sentimiento negativo, la batalla está perdida.

La conciencia del humano le deja comprender que las eventualidades son una cosa y la naturaleza de uno otra. Perder algo dista mucho de considerarse un perdedor. En el primer caso hay un acontecimiento que puede mudar, en el segundo se reconoce la existencia de una “fábrica” que puede generar más derrotas en el tiempo.

Y en último sitio, CAMBIAR la manera de interpretar las cosas que suceden. Aquí se mejora la fórmula para lograr el éxito en los negocios y la vida. En este punto se anula el apego.

Para el individuo que interpreta de forma positiva lo que le sucede, todas y cada una de las cosas le aprovechan para bien. Todo ocurre para beneficio. Esto es lo que han dicho desde hace miles y miles de años todas y cada una de las personas alumbradas que han recorrido este planeta. A quienes están implicados en la activa de negocios, les agradaría decir: “nunca existen inconvenientes, solo oportunidades”.

Si ahora hay lo que se quiere, perfecto. Y si mañana no hay, perfecto. El individuo sigue camino en uno o bien otro caso. Por el hecho de que los acontecimientos son una cosa y el ser otra.

Que el planeta juzgue a quién desee por los resultados que observa. Esa es una futileza. Una medida de latón. Si se mide únicamente por los resultados que la gente considera “positivos” (vaya a saberse en concepto de qué), prepárese para padecer. Pues habrán tantos o bien más acontecimientos “negativos” que auspiciosos, y el proceso concluirá por reducir sus capacidades y lo transformará en un descalabro estructural.

El éxito en los negocios y la vida se mide por la dicha. Nada menos. En este sentido sí corresponde ser ambicioso (como buen individuo de negocios).

La dicha no es una utopia. Ese es un cuento económico que las psiques simples le han vendido un buen tiempo a quienes deseaban sostener bajo dominio y en mediocridad. La dicha es un estado que todos tienen incorporado desde el instante en que nacen. Un estado bloqueado por el apego a cosas y personas, condicionado por “zonas erróneas” que se deben trabajar y se pueden superar.

Ser feliz es, por otro lado, el mejor negocio que puede emprenderse, puesto que como lo afirmaba el propio Buda:

“La dicha, por más que la compartas, nunca acortará la tuya.”

DATOS DEL AUTOR.-

Carlos Eduardo Nava Condarco, natural de Bolivia, radica en la urbe de Santa Cruz de la Sierra, es Administrador de Empresas y Empresario. En nuestros días se desempeña como Gerente de su Empresa, Asesor de Estrategia de Negocios y Desarrollo Personal, escritor y Entrenador de Emprendedores.

Autor del libro: “Emprender es una forma de Vida. Desarrollo de la Conciencia Emprendedora”

WEB: www.elstrategos.com

Mail: [email protected]

Facebook: Carlos Nava Condarco – El Strategos

Twitter: @NavaCondarco

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