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Este es el día que cambiará su destino…

Cambiará su destino el día que decida demandarle a la vida, con toda convicción y energía, lo que se merece. Pocos hacen esto. Va a ver, la mayor parte de las personas tienen baja conciencia de sus merecimientos, y prácticamente absolutamente nadie tiene el coraje de enfrentarse al destino y establecer un punto irreversible de inflexión.

Los merecimientos se alcanzan con inteligencia, sacrificio, esmero y dedicación. Si nada de esto se ha invertido para lograr lo que se quiere, no hay mérito y nada que demandar. En consecuencia, y para comenzar, absolutamente nadie cambiará su futuro si no ha dejado la piel en aquello que desea.

Ahora bien, el inconveniente frecuentemente no es este. Es más habitual el caso de personas que tienen méritos mas no toman la victoria que les pertenece. Adecuado, ¡no la toman! Recorren por allí resignados a lo que les toca, levantando las manzanas que caen del árbol, sin hacer el ahínco para lograr las ramas y extraer la fruta.

Aguardan que los méritos sean suficientes a fin de que la vida les dé el premio que desean, y en tanto no es de esta forma, se resignan a vivir con lo que hay: medias victorias y galardones mediocres. Son dueños de la torta, mas solo comen los mendrugos.

Hay que comprender algo con claridad: no solo es preciso duro trabajo para edificar méritos, asimismo lo es para tomar el premio. Si tiene todos y cada uno de los merecimientos mas se conforma con poco, no cambiará su destino.

Bien lo afirmaba John F. Kennedy: “el conformismo es el guarda de la libertad y el contrincante del crecimiento”.

Y conformistas son los que viven con menos de lo que merecen. Son águilas que andan pues tienen miedo o bien vagancia de expandir las alas que tienen. Realmente la mediocridad no está relacionada a lo que se es, más bien a lo que no se quiere ser. Entonces, si se tienen los méritos y no se vive en concepto de ese valor, se es un conformista de los criticados por Kennedy.

Absolutamente nadie, absolutamente nadie en esta vida debería conformarse con menos de lo que merece. Esto implica trabajo para edificar valor, mas asimismo para vivir conforme a él. De esta manera se puede convertir el planeta, por el hecho de que se le da calidad y se destierra lo mediocre.

Cuando disponga el final de un estado injusto de vida, cambiará su destino. Cuando levante el puño y decida vivir a la altura del valor que ha construido, el planeta le va a dar el espacio que le toca. ¡Solo uno mismo puede dar ese paso!

A la vida se le quitan los galardones, no obsequia nada. Y esta no es ninguna fatalidad. La vida misma es el regalo por antonomasia, entonces todo lo demás debe conquistarse. Hay que tener coraje para tomar el premio que se quiere.

Si el propósito es grande, el ahínco es mayor. El costo de escalar una colina está dependiendo del tamaño que tiene. Estimar lograr la cima sin hacer el viaje es una necedad, mas es peor conquistarla y no poner bandera en ella y habitarla con pleno derecho.

Edificar méritos es bastante difícil, mas no vivir conforme a lo que valen, es un acto conformista, una conducta mediocre y cobarde. ¡Hay que decirlo! Deambular la vida sin extraer y dejar en ella lo que se merece es una falta inexcusable.

Cambiará su destino el día que DECIDA hacer efectivo el talón que ha ganado. Lo tiene en su poder. Ha hecho los méritos para tenerlo, mas es solo un papel en tanto no lo cobre.

Si no demanda a la vida el valor que tiene, aun hubiera sido más inteligente no hacer mucho esmero para amontonar méritos. Es tan simple como eso. Absolutamente nadie juzga a un perico pues no vuele como un águila, se juzga al águila cuando decide tener la vida de un perico.

Absolutamente nadie le va a dar el valor que merece si no se ha valorado primero. La gente paga con lo que ve en la etiqueta que se le enseña. Si uno mismo decide ponerse un costo bajo, ese va a ser anulado.

Ahora bien, no desperdicie energía tratando de cobrar más de lo que valen sus merecimientos. Ello va a caer por su peso, más temprano que tarde. Mas jamás exponga un valor inferior al que verdaderamente tiene.

Este es un planeta poco a poco más lleno de gente infravalorada por predisposición propia. En un inicio insegura de sí, entonces miedosa de exponer su valor, y por último cómoda y conforme con lo que la vida le da.

Cambiará su destino el día que deje ese empleo que no le remunera su auténtico valor. Cuando salga de una relación que no lo merece. El instante que ponga un alto a la ofensa o bien la degradación. Cuando no se resigne a lo que tiene y vaya con lo que desea. El instante que comprenda, por último, que la vida es una promesa de exuberancia integral y no de restricciones y necesidad.

No es un tema de ego. Este seguramente afirmará siempre y cuando vale más de lo que sus méritos señalan. Es más bien un tema de honradez, consigo y con la vida. La supervivencia del planeta precisa lo mejor que puedan darle los seres que lo habitan, nada menos.

Deténgase un instante frente al espéculo y pregúntese con toda honestidad si se halla contento con la vida que tiene. Esto no es absurdo o bien insignificante, es totalmente vital. Si la inconformidad responde a una falta de méritos es el instante de comenzar a edificarlos, con esmero y dedicación. Si los méritos existen mas no la satisfacción, llego el tiempo de tomar la firme resolución de no subestimarse jamás más, ante cosa alguna ni absolutamente nadie.

Esa resolución, la de respetar y hacer respetar el valor que tiene, va a ser la señal que cambiará su destino.

DATOS DEL AUTOR.-

Carlos Eduardo Nava Condarco, natural de Bolivia, radica en la urbe de Santa Cruz de la Sierra, es Administrador de Empresas y Empresario. Hoy en día se desempeña como Gerente de su Empresa, Asesor de Estrategia de Negocios y Desarrollo Personal, escritor y Entrenador de Emprendedores.

Autor del libro: “Emprender es una forma de Vida. Desarrollo de la Conciencia Emprendedora”

WEB: www.elstrategos.com

Mail: [email protected]

Facebook: Carlos Nava Condarco – El Strategos

Twitter: @NavaCondarco

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