Dibu ya había parado los penaltis ya antes de lanzarse. Ya antes asimismo de que los Países Bajos y Argentina formaran en silencio justo segundos ya antes del comienzo de los cuartos. Había un silencio estruendoso entre los veintidos jugadores. Ni se miraban entre ellos. Hasta el momento en que el portero argentino se viró cara atrás (delante suyo solo tenía a Messi) y dijo: «Miren afuera, eh! Miren afuera. Todo el partido estarán cagados estos, eh. ¡Todo el partido!», afirmaba el meta mientras que absolutamente nadie a su alrededor movía un solo músculo de su cara.
«Nosotros charlamos siempre y en todo momento adentro de la cancha, jamás afuera, eh!! Siempre y en todo momento adentro». Y las dos escojas abandonaron el túnel para pisar, al fin, el césped. El Dibu tenía, además de esto, otra energía interior oculta. Se la había proporcionado Van Gaal. «Afirmó que Holanda tendría ventaja si llegaban a los penales. Yo lo vi, le saqué atrapa y me lo guardé en el celular y se lo mostré a Martín», aseveró en referencia a Martín Tocalli, adiestrador de porteros de Scaloni en la selección.
La anterior al salir a la cancha con los chicos y chicas enloquecidos chillando Messi y la arenga del Dibu pic.twitter.com/xDo1DjfuCb
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La complicidad con el sicólogo
«Y se lo mostré asimismo a mi sicólogo y prendió la revienta». Su sicólogo es David Priestley, a quien conoció en su breve paso por el Arsenal hasta transformarlo ahora en su especialista de cabecera. A él recurrió asimismo tras el catastrófico estreno de Argentina ante Arabia Saudita (1-dos).
Su parada en el tiempo añadido del partido de octavos ante Australia ya le había transformado en una suerte de ídolo doméstico: felicitado por sus compañeros y jaleado por la prensa de su país; mas poco más por el hecho de que todos y cada uno de los focos apuntaban a Messi.
No obstante, su figura se agrandó hasta lo heroico en el partido de cuartos en frente de los Países Bajos. En la tanda de penaltis, en concreto. Y en todo cuanto la rodeó, un torrente de reproches, insultos, amenazas e intimidaciones.
?️ «YO PENSÉ EN CALLARLES LA BOCA»
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En ese terreno se mueve como pez en el agua Damián Emiliano Martínez, el ‘Dibu’, portero del Aston Villa y de la selección argentina que detuvo los dos primeros penaltis de la tanda (a Van Dijk y Berghuis) y soló el agónico acceso de Argentina a las semifinales.
El elogio de Goycochea
Su abrazo con Messi tras el partido ya es parte integrante de las imágenes más icónicas de la selección argentina a lo largo del campeonato.
No faltó quien recordó a Sergio Goycochea, el portero argentino que se transformó en héroe de su país a lo largo del Mundial de Italia (mil novecientos noventa), definitivo en las tandas de penaltis ante Yugoslavia e Italia.
El propio Goycochea, comentarista de TV, vio en riguroso directo la clasificación de su país para las semifinales en el estadio de Lusail.
A sus treinta años, Martínez vive la ocasión de su vida: comenzó con la absoluta el tres de junio de dos mil veintiuno ante Chile, en partido clasificatorio para el Mundial.
De anónimo a ídolo
Aquel día, la afición argentina descubrió a un portero prácticamente anónimo hasta entonces: no en balde ha desarrollado casi toda su carrera en el futbol inglés, desde el momento en que en dos mil diez el Arsenal lo fichó de la cantera de Independiente.
No tardó en ver su nombre en las portadas, cuando Argentina accedió a la final de la Copa América. Lo hizo en la tanda de penaltis ante Colombia, con estrellato absoluto del ‘Dibu’: antes que dos colombianos lanzaran sus penaltis, el meta argentino les amedrentó.
«Te comeré. Lo siento mas te como hermano», chilló ante Dávinson Sánchez. A Yerry Mina le hizo precisamente lo mismo. «No lo vas a celebrar, ¿no? Te ríes pues estás inquieto, ¿eh? Estás inquieto. Sí, sí, hacete el boludo que te conozco. Mirá que si me la cruzás te la hatajo. Mirá que te como hermano, mirá que te como, hermano”. Cuando Mina falló, Martínez lo festejó tal y como si hubiera marcado un gol.
Relució en la Copa América
Su forma de actuar, histriónica y expansiva, quedó patente a los ojos del planeta. Argentina ganaría la Copa América ante Brasil en Maracaná, detalle que fortaleció la titularidad de Martínez en la absoluta. ‘Dibu’ fue nombrado mejor portero del campeonato.
Apodado ‘Dibu’ por un personaje de dibujos animados de una serie argentina («cuando llegué a Independiente era un tanto coloradito, con pecas, y me comenzaron a decir que me parecía al dibujo», contó en su día), Martínez volvió a hacerlo frente a la selección neerlandesa.
Tras parar su segundo penalti de la tanda, ya acariciando el pase a semifinales, no pudo eludir danzar frente a la grada argentina. Era un instante de extrema tensión y el portero liberó adrenalina con un baile que muchos interpretaron como una ofensa.
Pasión y corazón
Tras el partido, charló frente a la prensa. Lo hizo con el corazón en la mano, en un alegato sanguíneo y visceral. «Siento emoción. Esto lo hago por los cuarenta y cinco millones de argentinos que no pasan un buen instante económico, y darle alegría a la gente es lo mejor que tengo ahora. Después los muchachos estaban cansados, sentí que los debía asistir ahí y no pude. Merced a Dios después atajé dos penales, que pudieron ser más. Tenemos huevos, pasión y corazón«.
Martínez pasó escuetamente por el futbol español: en la época dos mil diecisiete-dieciocho jugó 6 partidos -4 de Liga y dos de Copa- defendiendo la portería del Getafe bajo el mando de Bordalás.
El más costoso
El resto de su carrera se define por sus continuas cesiones, del Arsenal a otros equipos de clase media del futbol inglés. En dos mil veinte, le llegó la ocasión de tener continuidad en el Arsenal.
Fue vencedor de la FA Cup en el mes de agosto de 2020: jugó la final que el club ‘gunner’ ganó frente al Chelsea, una actuación que le transformó en objetivo inmediato del Aston Villa.
Un mes después, el equipo de Birmingham pagó veintiuno con cinco millones de euros por él: es el portero argentino más costoso de la historia. En su primera temporada en Villa Park, fue nombrado mejor jugador del equipo.
Una personalidad de hierro
Más que la técnica, el ‘Dibu’ resalta por su personalidad. «Fue muy luchador desde chiquito. Jamás escatimó sacrificios. A esas condiciones innatas tratamos de incorporarle las técnicas», explica uno de sus formadores, Miguel Ángel Santoro, a ‘La Nación’.
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«En Independiente se acabó de formar y después se pulió en el exterior. Siempre y en todo momento mostró una enorme seguridad en sí en el arco. Eso es algo esencial para el puesto. El arquero toma resoluciones en un momento que repercuten para todo el equipo», agrega Santoro.
El Dibu, que fue rechazado cuando era un pequeño (tenía once años) por Boca Júniors primero y River Plate después, paró dos penales a Países Bajos y se disfrazó de Goycochea. «Yo no pensé, solo pensé en que les iba a silenciar la boca«. Así lleva toda la vida. Callando bocas, atajando ‘penales’ y transformado en uno de los líderes anímicos y deportivos de la Argentina de Messi.