Es bastante fácil distinguirse de la mayor parte de las personas en concepto de responsabilidades profesionales y laborales. Esta no es una aseveración arriesgada y tampoco se remite solo a personas en el trabajo, es una realidad extendida de la vida.
¿Y por qué es fácil distinguirse? Puesto que bien, pues el noventa y nueve por ciento de la gente (por no decir más), jamás se desenvuelve al nivel de las potencialidades que tiene. La mayoría es mediocre con respecto a lo que piensa y hace.
A la “psique colectiva” le duele ser calificada así: como mediocre. Prefiere cualquier otra descalificación. Mas efectivamente las verdades raras veces se ajustan a los extremos, y por eso hay poca gente fantástica o pésima. La enorme protagonista es siempre y en todo momento la mediocridad.
La única ventaja de este drama forma una sutileza estratégica: es bastante fácil resaltar sobre la masa y deambular, desde allá, a lo excepcional.
Poner en práctica lo que prosigue puede distinguirlo sencillamente de los demás:
1.- Actúe tal y como si fuera el dueño del Negocio.
El noventa y nueve por ciento de los individuos que trabajan en una Organización no tiene la capacidad de deambular el espacio que aparta a “propietarios” de cooperadores. Les resulta bastante difícil comprender que realmente absolutamente nadie trabaja “para otros”. Alén de que las tareas sean agradables o reconocidas, todo trabajo se efectúa para uno mismo.
Es un tema de mentalidad. Basta aceptar, primeramente, que se trabaja por conveniencia propia. Los razonamientos de la “necesidad” o el “no me queda otra” son argucias mentales. Si trabaja en algo, ésa es la única realidad que le compete atender. Cualquier otra resolución corresponde al futuro.
Si trabaja por el hecho de que le es conveniente, entonces es lógico que trate de optimar sus beneficios. Y esto se logra ejercitando propiedad sobre lo que hace y lo que ocurre con sus tareas (“el dueño actúa con propiedad”).
Cada trabajador es un negocio en sí mismo: genera y vende algo. Asumiendo esto, no es bastante difícil ponerse en la situación del dueño del negocio y obrar en consecuencia.
El noventa y nueve por ciento de las personas en el trabajo se ponen, como mucho, en la situación de “colaboradores”. Así desarrollan sus tareas. Mas por gran esfuerzo y responsabilidad que apliquen, jamás alcanzan a quién trabaja tal y como si fuera el dueño del negocio.
dos.- Hable menos que el resto y evite los chismes con las personas en el trabajo.
noventa y nueve por ciento de las personas en el trabajo charlan más de lo debido y son inútiles de abstraerse de los chismes. Por absurdo que parezca, el solo hecho de eludir esto lo vuelve un diamante entre lignitos.
La activa del trabajo tiende a producir cotilleos y chismes. Es bastante difícil convivir largos periodos de tiempo y evitarlos. Y este es el origen de la mayor parte de los inconvenientes laborales.
En estas situaciones, el Pingüino Amarillo actúa como siempre: privilegia soluciones simples y caminos prácticos. Al final, de esto se trata la Estrategia. Y pocos antídotos son más efectivos para eludir inconvenientes en el trabajo que charlar poco y eludir el chisme.
Eso no solo establece diferencias en el contexto laboral, asimismo define lo que en esencia es un profesional auténtico.
tres.- Afirme NO a todas y cada una de las asambleas que pueda eludir.
Evite cuántas le sean posible. Prácticamente todas las asambleas son poco eficaces en la relación tiempo utilizado/resultado alcanzado.
Es verdad que el contacto personal es el factor más valioso para mantener la productividad colectiva, mas por lo mismo, no puede gastarse por el abuso.
No siempre y en todo momento va a estar en situación de negar su asistencia a asambleas, mas ejercitando el escaso poder que tenga con respecto a ello, puede distinguirse del noventa y nueve por ciento de las personas en el trabajo.
Esto quiere decir que asimismo debe evitar las asambleas informales y sociales que se hacen fuera de los horarios laborales. No se trata de ser un anacoreta, mas si observa cuidadosamente, comprobará que la mayor parte de las asambleas tienen activas y resultados mediocres.
A las asambleas hay que aplicarles el criterio con el que se valora el oro: cuanto más escaso, más valioso.
cuatro.- No deje de auto – educarse y aprender después de sus horas de trabajo.
El noventa y nueve por ciento de las personas que trabajan no lo hacen. Esto es particularmente trágico en el caso de los trabajos, mas asimismo existe en otros géneros de trabajo.
Robert Greene, el fecundo escritor de “Las cuarenta y ocho leyes del Poder”, habla habitualmente del “tiempo vivo” y el “tiempo muerto” del que disfrutan las personas. El primero se activa al hacer algo por los objetivos que se tienen, la productividad y calidad de vida que se busca, en tanto el segundo forma una simple “pérdida de tiempo”.
Todos disponen del mismo tiempo en cierto instante y circunstancia, mas cada quién define si lo transforma en “tiempo vivo” o “tiempo muerto”. Si hace algo productivo con él o sencillamente no hace nada.
Educarse, aprender, actualizarse y desarrollarse, son las mejores inversiones del “tiempo vivo”. Pocas pagan mejor. Cada una de ellas le deja transformarse en un enorme activo (desde el punto de vista financiero), una persona con capacidad de rentabilizar de forma positiva sus talentos.
cinco.- Deje de emplear “las palabras de moda” con las personas en el trabajo.
Las organizaciones no dejan de ser sistemas que tratan de cerrarse y auto – referenciarse. De esta manera procuran edificar identidad y sentido de pertenencia. Y no hay nada de malo con eso.
Si embargo, el fallo que comete el noventa y nueve por ciento de las personas en el trabajo es engrosar de manera inconsciente “el rebaño”. Pues una cosa es la cultura organizacional y otra adscribirse, aun, al uso de determinados términos.
Ciertas palabras son solo acrónimos o códigos. Absolutamente nadie puede comprenderlas al lado del círculo en que se conciben y utilizan. Su funcionalidad es bastante pobre. Apenas procuran que la gente “capte” un término o una lógica ya antes que entenderlo.
La existencia de las palabras que se ponen de tendencia por el hecho de que el dueño o el jefe las usa con cierta frecuencia, no supera la eficiencia de las palabras simples y los razonamientos informales.
Lenguaje simple = Comunicación poderosa.
Inducción o adoctrinamiento no significan alienación. Es útil compartir el credo y los códigos organizacionales, mas en tanto se pierda esencia e identidad como persona, poca ayuda se ofrece a la evolución del sistema. Este adquiere, como máximo, el vigor de un enorme volumen de agua atascada que se estropea con el tiempo.
A fin de que las organizaciones fluyan y tengan el brío de las corrientes de agua fresca, deben contar con personas que eludan la agregación impersonal y la comodidad de los “rebaños”.
Las personas deben comprender y respetar la cultura de la Organización, mas no es preciso que la hagan “su cultura”.
seis.- Haga cosas alén de lo que señala su título.
Bien sea que este título sea el de su profesión o del cargo que ocupa, ¡haga siempre y en todo momento algo más de lo que establece!
El noventa y nueve por ciento de las personas en el trabajo se autolimita, en algún caso por comodidad y en otros por ignorancia. Y no hay forma más seria de autolimitarse que hacer “estrictamente” lo que se supone que debe hacerse… y solamente.
Extienda la carpa, mire y aprenda lo que hacen el resto, explore, sea curioso. Y por último haga algo que no esté obligado a hacer. Hágalo sencillamente pues desea y puede. Probablemente absolutamente nadie le pague esa milla extra hoy, mas el destino se lo tiene garantizado.
No debe ser algo excepcional ni nada que lo desenfoque de sus responsabilidades. No precisa invadir ninguna área ni afectar otras competencias. Sencillamente debe ser alguien presto a hacer más de lo que le toca.
Solo por este motivo ingresa al conjunto de ése 1 por ciento , que no necesariamente es diferente por ser excepcional, más bien pues contrasta con esos que son “demasiado iguales”.
siete.- Haga más por el usuario que el resto de las personas en el trabajo.
Muchas empresas se sirven a sí, no al usuario.
Los líderes tienden a tomar resoluciones sobre cosas que afectan al usuario si bien se hallen lejísimos de él. Trágico.
Realmente, las personas que atienden clientes del servicio, no departamentos, jefes o sus agendas, son los que se desempeñan mejor. El usuario decide en último término el éxito de la Organización, y ayudándolo a él se ayuda a la propia carrera.
Contra – intuitivo… mas cierto.
ocho.- Supere el rechazo hasta el punto de sentirse cómodo con él.
Aprenda a coleccionar los “no” que le tira la vida.
Hay enseñanzas fundamentales tras cada NO que se presenta en el viaje personal o profesional. Lecciones que no dan el éxito o las victorias. Las experiencias más valiosas no se hallan en los SI, más bien en las negaciones, por muy frustrantes o dolorosas que sean.
Los juegos de la carrera los ganan quienes están prestos a ser rechazados más de lo “normal”.
Los emprendedores semejan locos cuando introducen nuevas ideas en el planeta. No obstante, están en esa situación solo hasta el momento en que sus ideas ya no suenan tan locas y son adoptadas.
Lograr ascensos o promociones asimismo implica mucha negación. Pocos se consiguen frente a la primera petición. Mudar de trabajo es del mismo modo bastante difícil. Por la naturaleza de los procesos de contratación, se deben enfrentar muchos rechazos ya antes de capitalizar una ocasión.
El rechazo es el camino.
Si puede desenvolverse bien en él, va a acceder a las mejores ocasiones. Todo cuanto se precisa es tener una mentalidad ganadora.
Por último, solo una mentalidad ganadora puede dejar que se trascienda la mediocridad que domina el planeta del trabajo.
DATOS DEL AUTOR.-
Carlos Eduardo Nava Condarco, natural de Bolivia, radica en la urbe de Santa Cruz de la Sierra, es Administrador de Empresas y Empresario. En nuestros días se desempeña como Gerente de su Empresa, Asesor de Estrategia de Negocios y Desarrollo Personal, escritor y Entrenador de Emprendedores.
Autor del libro: “Emprender es una forma de Vida. Desarrollo de la Conciencia Emprendedora”
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