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Catalunya encara una semana de cambios para ir despidiendo el verano

Desde la semana próxima los días de calor más sofocante empezarán a llegar a su fin en Catalunya. Mas no va a ser un descenso acusado de los termómetros que suponga un genuino respiro para aquellos que ansían ya entrar a un tiempo otoñal.

Tampoco lo va a hacer de la noche a la mañana, ni va a ser la borrasca que ha surgido de los restos de ‘Danielle‘ el primordial motivo, si bien sí uno de ellos, que lo logre.

Lo que sí que comportará los vestigios de este ex huracán que tantos titulares ha dejado estas últimas un par de semanas, es un frente de lluvias, seguramente asociados a una DANA -si bien con lo errante de su progresión es bastante difícil de determinar-.

Desde el martes, inestabilidad

Va a ser desde el martes que el frente de lluvias va a barrer Catalunya con precipitaciones que se presentarán de forma diferente, mas que, de entrada y conforme los modelos actuales -que se deberán ir confirmando o alterando con el paso del tiempo-, sostendrá una situación de inestabilidad durante toda la semana.

Esta encadenamiento de jornadas de precipitaciones afectará a lo largo de la primera mitad de la semana al campo más oriental y el litoral de Tarragona. Así, las lluvias van a ser más probables tanto en frecuencia como en cantidad dentro de Catalunya, con singular incidencia en el Pirineo y Prepirineo occidental, y menos en el litoral central y costa Brava, donde la tónica va a ser la de un incremento notable de la nubosidad.

Ya desde el miércoles, la aparición de los calabobos se sostendría en el ámbito del Pirineo mas asimismo se centraría en el litoral de Barna y el de Tarragona con núcleos de precipitaciones ubicados en el mar que alcanzaría la costa. Van a ser jornadas en los que la combinación de horas de sol, incremento veloz de la nubosidad y descarga de lluvias, va a ser la incesante.

La parte negativa de estas lluvias tan precisas en una temporada de sequía severa, con los embalses de las cuencas internas con solo un treinta y ocho por ciento de su capacidad, es que estas no siempre y en todo momento se presentarán con un flujo progresivo, estable y asumible, sino de forma dispar y, esporádicamente, como tormentas que seguramente vengan acompañadas de aparato eléctrico y, quizás, granizo.

Las lluvias van a ayudar, mas no van a poder mitigar las consecuencias de unos meses de agobio hídrico que extenderá esta falta a lo largo del próximo trimestre.

Por otra parte, el empuje de los vientos de componente sudeste acarreará asimismo el arrastre del polvo en suspensión que produce la calima. No va a ser extraño presenciar esa ‘lluvia de barro‘ que mancha el entorno. No van a ser días para tender la ropa al aire libre, ni para lavar el turismo si se ha de dejar aparcado en la vía pública.

Termómetros en descenso, mas sin un adiós terminante del calor

Se espera un descenso de las temperaturas, mas eso va a ser entre el martes y el miércoles ya que para el lunes los termómetros aún seguirán repuntando y la sensación de calor y bochorno proseguirá presente.

Sobre esta caída de los termómetros, justo cuando la borrasca haga acto de presencia, acarreará simplemente que la temperatura máxima se ubique en consonancia o levemente sobre la media que tocaría para un mes de septiembre.

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En cambio, por lo menos en toda la franja oriental más próxima al Mediterráneo, las mínimas proseguirán siendo altas para lo frecuente en estas datas. Va a ser bastante difícil regresar a padecer noches muy caliente -temperaturas sobre los veinticinco grados -, mas sí que aún se terminará superando el umbral de los veinte grados en horario nocturno, que es lo que se considera como noche tropical.

En el interior, en cambio, los termómetros sí que apreciarán un descenso más acusado. La prolongación de las lluvias a lo largo de múltiples jornadas van a significar primero una caída de las temperaturas y que entonces estas se sostengan estables.

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