Existen algunas cosas interesantes implicadas en esta vieja pregunta: ¿Arriendo casa o bien adquiero una?, ¿Qué es lo más recomendable para los intereses del emprendimiento? Puesto que bien, por un lado hay un falso discute en el tema, mas por otra, tras el interrogante se hallan ciertas lecciones más esenciales que el Emprendedor debe aprender.
El falso discute es evidente: ¿arriendo o bien adquiero? La contestación es, como es lógico, un enorme “depende”.
No existe ninguna premisa con respecto a esto, se trate del Emprendedor o bien de cualquier otra persona. Esas aseveraciones caprichosas de “no paralizar capital en una casa”, o bien más bien hacerlo para privilegiar estabilidad, son razonamientos para mantener conversaciones de salón, solamente.
El alquiler o bien adquiere de una casa ha de ser una resolución principalmente financiera.
Y en este punto comienzan las lecciones que interesan. Por el hecho de que primero hay que comprender que los “asuntos financieros” son el RESULTADO de propósitos, planes y proyectos que se tengan en la vida.
Conforme a los objetivos personales y profesionales, se definen las acciones para producir ingresos y cubrir gastos. En función de ellos se establecen prioridades de adquiere, inversión y expendio en todos y cada uno de los campos.
El dinero jamás es un fin en sí, siempre y en toda circunstancia es una consecuencia.
De ahí que los “asuntos financieros” no se pueden estimar ya antes que todo lo demás. En el campo personal y en los negocios, primero se definen propósitos y después se examinan presupuestos. En el pensamiento estratégico eso es más claro todavía, pues se mantiene que “la Estrategia define la estructura”.
Si la “disponibilidad de recursos” definiese el destino de las cosas, la humanidad no hubiese salido de las cavernas. Por el hecho de que los recursos son siempre y en todo momento escasos con relación a deSeos y necesidades. La Economía como ciencia se fundamenta en ello: «administración de escasos recursos y múltiples necesidades”.
Por consiguiente, y primeramente, los “asuntos financieros” son una CONSECUENCIA de lo que se quiere y hace, jamás lo opuesto. “La cola no mueve al cánido.”.
Y si la contestación al interrogante de ¿arriendo o bien adquiero una casa?, depende de consideraciones financieras, entonces la resolución está en función de lo que se quiere en la vida y lo que se hace en ella. ¡Simple!
Lo que no corresponde es tomar esa resolución basada en consideraciones que no sean financieras. En ello hay mucho peligro, por decir lo menos.
La más habitual y perjudicial de las consideraciones no – financieras, es la que mantiene que la adquisición de una casa forma una medida básica de seguridad. O bien, en otras palabras, el “fundamento” de una vida ordenada y sosegada.
En función de esa premisa, millones de personas deciden adquirir una casa lo más temprano posible en sus vidas y con el sacrificio que fuera preciso. Piensan francamente que están adoptando una medida básica de seguridad para su vida y la de sus familias.
No pocos son los que viven angustiados y frustrados por no cumplir ese objetivo en el tiempo y forma que demandan las convenciones sociales, aguantando muy frecuente presión y juicio del ambiente familiar y social.
Es absurdo, evidentemente, mas lamentablemente real. La lógica de adquirir una casa por criterios de seguridad y estabilidad, responde por norma general a condicionamientos de educación familiar que trascienden generaciones.
El hecho de asociar la casa propia con un sentido de seguridad y éxito en la vida, es un criterio que se da a la gente desde la cuna. Quienes primero mantienen la idea son los progenitores de familia, pues sus progenitores y los progenitores de ellos, asimismo lo hacían.
La consideración del factor “seguridad” en la pregunta de ¿arriendo o bien adquiero una casa?, puede ser costoso, y en verdad logra impedir que se gocen ciertas mejores cosas que ofrece la vida.
Quienes concentran sacrificios en la inversión de casa propia bajo la premisa de seguridad, muy frecuentemente sacrifican calidad de vida, esperanzas y sueños en el empeño. Ciertos aun mueren (literalmente) con una sonrisa contemplando el “techo propio”.
Viven en condiciones precarias y en lugares recónditos solo pues se trata de la casa propia. Se endeudan diez, veinte o bien treinta años para anular las hipotecas, y en función de ello definen todo lo demás, aun la educación de los hijos (que dejaría probablemente mejores condiciones de vida futura), salud, previsiones para la vetustez, etcétera
Cuando los “asuntos financieros” se subordinan a la adquisición de una casa, brotan dramas mayores. La adquisición se transforma en “la inversión de la vida” y opaca lo demás. Entonces, y con mucha frecuencia, la inversión produce discordias familiares en vez de bienaventuranzas, singularmente cuando existen divorcios o bien muere quién ha tomado las resoluciones.
Existen muchas historias como testimonio de estos hechos.
Por otro lado, el alquiler es una convención comercial que tiene su funcionalidad, y no debe aceptarse como “una mala palabra”. Cuando responde a consideraciones financieras puede ser de mucha utilidad.
Habitualmente la calidad de vida en una casa alquilada supera la que representa la casa propia. Por exactamente el mismo monto de dinero que se destina al pago de una hipoteca, puede pagarse el alquiler de mejor infraestructura y localización. Y esto produce grandes ventajosos en la vida en familia.
El pago de un alquiler no necesariamente es mejor o bien peor que el pago de una hipoteca. Absolutamente nadie está “malgastando su dinero” al sostener un alquiler, ni haciendo “una gran inversión” al adquirir la casa propia. Esas aseveraciones responden a ignorancia financiera o bien a condicionamientos inculcados.
Las hipotecas tienen intereses financieros que puede sumar montos mayores al del capital, en especial cuando responden a transacciones que se extienden muchos años en el tiempo, basta ver cuánto dinero acaba pagando quién tiene una hipoteca por la casa a treinta años. Los intereses que se pagan a los bancos son un gasto, igual (o bien peor) que el alquiler.
Por hechos tan básicos como estos, la contestación a ¿arriendo casa o bien adquiero una?, no puede sostenerse en opiniones o bien dogmas pre-establecidos. Debe obedecer a consideraciones financieras.
El humano no habita este planeta para lograr un empleo, adquirir la casa propia, acceder a los fondos de su jubilación y fallecer. ¡De ninguna forma! Quién piensa y enfrenta su vida de este modo, traiciona su condición.
Los ingresos para mantener la vida que se ha escogido, pueden proceder de un empleo, un oficio, un emprendimiento, una inversión, etcétera Eso depende de los propósitos y las acciones establecidas. En ningún caso la utilización es la única opción (y tampoco la mejor).
La jubilación está dependiendo del género de vida que se visualice y las previsiones que se hayan tomado en consecuencia. Ella no puede ser una cuestión de aritmética, por el hecho de que si de esta manera fuera todos tendrían “11 años para gozar de la vida… y con mucha suerte”.
No solo es absurdo vivir bajo la egida de ese género de opiniones o bien dogmas, es esencialmente triste. Ninguno corresponde con la realidad, mas condicionan la vida de las personas.
El interrogante de ¿arriendo casa o bien adquiero una? se responde desde el temor y la ausencia de seguridad en uno mismo. Y ninguno de estos es buen consejero. Cuando por otro lado es una resolución que se toma por criterios principalmente financieros, opera como tantas otras cosas que marchan naturalmente en la vida.
Ciertos consejos a este respecto:
- Es bueno eludir endeudamientos largos y costosos para adquirir una casa.
- En tanto la adquisición pueda hacerse sin deuda, mucho mejor, pues se vuelve un Activo.
- Si honrar las obligaciones de una casa propia significa vivir en condiciones desfavorables con relación al alquiler (singularmente en desventajas físicas de la residencia y su localización), es mejor decantarse por este último. Por el solo hecho de privilegiar la casa propia, bastantes personas viven “en el último rincón del mundo” y con muchas faltas. Esto no es justificable.
- Si se hacen otro género de inversiones familiares: educación propia o bien de los hijos, algún negocio, temas de salud, etcétera, la adquisición de la casa propia debe aguardar.
- No confunda las cosas: la adquisición de una casa no es un ahorro, es una inversión. Y el pago de un alquiler no es un “mal gasto”, es sencillamente un gasto, como el que se efectúa para comer o bien vestir.
- Al valorar la resolución de adquirir una casa o bien abonar un alquiler no piense en sus progenitores, piense en mismo y ocasionalmente en sus hijos.
- Recuerde que es su capacidad de producción la garantía que tiene para lograr el éxito que busca en la vida. No es la utilización, el negocio o bien la cuenta en el Banco. Su capacidad de producción determina que pueda tener ingresos, hacer inversiones, mantener negocios y regentar cuentas corrientes. Las primeras y más esenciales inversiones que debe hacer están relacionadas a afianzar su capacidad de producción.
- La seguridad que tiene para pasear por la vida no es un empleo, la casa propia o bien sus ahorros, es la capacidad que tiene de generar algo que tiene valor para otros en el mercado.
- La calidad de vida resulta determinante para su porvenir y el de su familia. Y si está mejor preparada por el alquiler que por la hipoteca, no dude en decantarse por lo primero. Un buen alquiler puede garantizarle ahorros de transporte, seguridad física, buenos vecinos y contactos, relaciones interesantes para sus hijos, etcétera Estos elementos “soft” no siempre y en todo momento son iguales con la casa propia, pues para esta se interponen bastantes sacrificios.
Finalmente a repetir lo primero. ¿Arriendo casa o bien adquiero una?, puesto que ¡DEPENDE! Es una contestación que debe darse conforme a lo que se busca y espera de la vida.
DATOS DEL AUTOR.-
Carlos Eduardo Nava Condarco, natural de Bolivia, radica en la urbe de Santa Cruz de la Sierra, es Administrador de Empresas y Empresario. En nuestros días se desempeña como Gerente de su Empresa, Asesor de Estrategia de Negocios y Desarrollo Personal, escritor y Entrenador de Emprendedores.
Autor del libro: “Emprender es una forma de Vida. Desarrollo de la Conciencia Emprendedora”
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