Llegó en dos mil ocho a España con sus progenitores y sus hermanos desde su país de origen, Marruecos, y se establecieron en Sant Joan Despí. Ni ni su familia sabían charlar castellano. Al poco tiempo, la menor comenzó a jugar al futbol y conoció al que entonces era adiestrador del equipo cadete femenino de Levante Les Planes, Franciso R. T. Poquito a poco, este se interesó por esta jugadora menor y se ganó la confianza de sus progenitores. Está previsto que el martes próximo el acusado -que asimismo la adiestró en el Molins de Rei y en el Fontsanta Fatjó de Cornellà- sea juzgado en la Audiencia de Barna por presuntamente violar múltiples veces a la que era su jugadora. La chica procuró después suicidarse en un par de ocasiones.
El fiscal demanda para Francisco R. T. quince años de prisión por un delito continuado de violación y otros un par de años de cárcel por apropiación incorrecta, al aparentemente haberse apoderado del dinero ingresado en una cuenta que abrió con la joven. La acusación pública asimismo pide para el procesado inhabilitación singular para el ejercicio profesional relacionado con menores a lo largo de 6 años, la prohibición a acercarse a la víctima, la obligación de participar en programas de educación sexual y el pago de una indemnización de cincuenta y siete euros.
El acusado, conforme ha podido revisar EL PERIÓDICO por medio de las actas de partidos, ha estado adiestrando a un equipo cadete femenino de Fontsanta Fatjó hasta mayo de dos mil veintidos. En este club jugó asimismo la víctima, cuando menos, hasta la época dos mil catorce-dos mil quince, cuando aún se generaban los presuntos ataques sexuales por la parte del procesado. Al año siguiente jugó pocos partidos. Este diario ha intentado sin éxito ponerse en contacto con el presente presidente de Fontsanta Fatjó para recoger su versión.
Extraña relación
La fiscalía mantiene que el encausado llegó a decir a los progenitores de la víctima, una delantera eficiente y goleadora, conforme sus registros, que “la trataría como a una hija”. Así, conforme la acusación, estableció con la chavala una “relación afín a la paternofilial” refiriéndose a ella, aun, como “su hija” y haciendo que la menor le llamase «papá».
El 1 de marzo del dos mil doce, como los familiares de la joven no charlaban ni comprendían el castellano, concedieron a Francisco R. T. un poder de representación en término de “procurador” frente a las instituciones privadas españolas para gestionar temas, pensando que este pacto se enmarcaba solamente a la actividad del futbol. Sin embargo, el exentrenador se “instituyó de hecho como representante legal” de la menor y abrió como cotitular una cuenta con ella. Los ingresos que llegaban, en un caso provenientes de una beca, presuntamente se los apropiaba sin el conocimiento de la joven.
Mas los hechos más graves ocurrieron entre junio del dos mil trece y diciembre del dos mil catorce, cuando la menor contaba con quince y dieciseis años, y , entre cuarenta y cuarenta y uno años. Aprovechando la confianza depositada por los progenitores en Francisco R. T. y la “estrecha relación” con la futbolista, el acusado, aparentemente y conforme la fiscalía, la hirió sexualmente “sin su permiso y empleando fuerza”, siendo el procesado un «hombre corpulento”.
Los ataques sexuales
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En una ocasión, en el mes de junio de dos mil trece, cuando la menor se hallaba en su dormitorio, el acusado “con ánimo libidinoso y de satisfacción sexual” se abalanzó sobre ella, la tumbó en cama y la besó en la boca, diciéndole: “los progenitores besan en la boca a sus hijos”, siempre y en todo momento conforme la acusación. El procesado comentó a la víctima que no tenía relaciones con su mujer y que, por lo menos, le practicase sexo oral. Unas semanas después, pasó algo afín en el vehículo del encausado, cuando este le forzó a masturbarle. Ella accedió por temor, ya que, cuando procuró retirarse, le espetó: «Haz lo que te afirme o nos marchamos a estrellar».
La fiscalía narra otro ataque sexual el doce de enero del dos mil catorce en el domicilio del acusado, donde este “la cogió de forma fuerte por los brazos y la incrustó en la pared” y presuntamente la violó. A consecuencia de esta agresión sexual, la menor fue asistida de emergencias en el Centro de salud Moisès Broggi, si bien no desveló el origen de la lesión. El encausado prosiguió con su actitud y por lo menos en 3 ocasiones volvió a violarla en su domicilio, en el de la chavala y en el vehículo, “empleando en todas y cada una violencia”. A causa de estos acontencimientos, la joven futbolista procuró suicidarse en un par de ocasiones, el dieciocho y el diez de noviembre del dos mil quince, padeciendo lesiones sicológicas.
